El ambiente del local es muy bueno, esta ubicado en un sector sumamente tranquilo de la capital, es espacioso, tiene terraza y lugares dentro del local para estar, se pueden realizar reservas numerosas, para aquellas personas que quieran ir a celebrar en grupo. En general, el servicio fue rápido, sin embargo a medida que avanzaba la tarde se volvió un poco desprolijo, algunos garzones olvidaron nuestros pedidos. En cuanto a la comida, no estaba del todo mal, pero tampoco bien, las papas estaban fritas, pero de manera irregular, por lo que habian algunas crudas, las pizzas estaban bien, en cuanto a los tragos 3 de 5, algunos estaban intomables, en el sentido de que los sabores nunca se integraron, destacó los tragos con gin y el sour de granizado.

La atención de los meseros venezolanos PÉSIMA, nos atendieron de mala gana y para peor cometimos el error de pedir una tabla que traía humus, crudo, tostadas y capacho.... El humus insípido, no tenía ningún sabor y el crudo estaba en mal estado porque me intoxiqué y terminé al día siguiente en la clínica... No volvería a este lugar por la atención, desagradable y la poca simpatía de estos personajes. Además un precio alto ($20.000) para una tabla mediocre y en mal estado.

La verdad hace tiempo que no me iba con tan mal gusto de un local, intentamos pedir pizzas, no había ni queso mozzarella, luego nos vamos por un sándwich de pulledpork y nos llega con un pan cambiado, viejo y todo lo de adentro horrible, parecía un vómito y nada parecido a la foto (pedimos que lo devolvieran), también nos pedimos unas empanadas de locos, con queso azul y la verdad la empanada brillaba por su ausencia, la chelada más cara de la historia y fome, y para qué decir la limonada. La verdad es tercera vez que vengo para acá y la segunda no me dejó con buen gusto, ahora con esta vez de seguro no vuelvo más.

Buen lugar para juntarse con amigos. Tiene espacios con sillones grandes que fácilmente, en mi caso, ocupamos 14 personas. La comida rica, recomiendo las tablas para compartir. Los tragos bien, algo cabezones para mi gusto.

Lugar muy lindo y cómodo, tiene mucho potencial. La atención de los garzones no fue la mejor, teníamos que estar buscándolos, incluso para las mesas que estaban atrás nuestro porque no estaban atentos, al hacer pedido se retiraban de inmediato y debíamos volver a decir: “pero espera que falta” ( llegamos 4 personas juntas). La carta un poco fome también.

Buenísimaaa atención. Llegamos antes de la apertura y nos dejaron esperar adentro. Nos permitieron escoger el espacio donde queríamos estar (lo menciono, porque en varios lugares te dejan espacio por cantidad de personas). Los tragos y la comida llegaron rápido. Y no nos exigieron pagar con una sola tarjeta. Se agradece la calidad del servicio.

Riquísimo ceviche, riquísima hamburguesa, riquísima sangría, riquísimo lugar y riquísimo servicio. Lo recomiendo.

La comida y los tragos estaban bien, pero nada fantástico. Cuentan con opciones vegan pero algo rebuscadas. Los baños parecieran con poca mantención.